Marruecos es ya la selección sorpresa por antonomasia de este Mundial tras hacer historia. Lo confirmó una vez más siendo el primer combinado africano en colarse en semifinales y robó el sueño a Cristiano Ronaldo de hacer historia y terminar su etapa a nivel internacional con su mayor logro. Entre lágrimas, roto, se retiró el astro portugués. Consciente de que cierra una etapa exitosa en un momento de demasiadas dudas entorno a su figura.
No se le puede poner un pero al equipo de Walid Regragui. Solo un necio lo haría. Marruecos demostró que no es una selección de chichinabo. Compite con sus armas, que no son pocas, y ha dejado por el camino ya a España, en los penaltis, y ahora lo hizo con Portugal, que venía de golear a lo grande en octavos a Suiza (6-1) y se fue para casa contra pronóstico por culpa de un tanto de En-Nesyri, el héroe hoy. No solo eso, solo ha encajado un gol en este Mundial y se lo ha marcado ella misma. Una brutalidad.
Habrá debate en Portugal seguro. Fernando Santos decidió, como se podía esperar en vistas de como fue en semifinales, repetir la fórmula y hacer un once sin Cristiano Ronaldo y sí con Gonçalo Ramos, pero esta vez el autor del hat trick estuvo discreto. Mientras, CR7 y su cara de pocos amigos, fue testigo del gran partido de los magrebís incluso en sus carnes, porque cuando salió en el segundo tiempo no pudo aportar nada.
Se acusó a ciertos sectores de vender a una selección de Marruecos excesivamente cerrada y restarle mérito al planteamiento de Regregui. Nada más lejos de la realidad. Salió a jugar de tú a tú a Portugal, mucho menos echada atrás que contra España. Un partido abierto, con pasillos para hacer carreras y en el que se vio mucho más a los equipos en ambas áreas.
Parecía en un principio que Joao Félix iba para jugador del encuentro. Descarado y líder, el futbolista denostado en el Atlético de Madrid demostró que es otro cuando confían en él. En sus botas tuvo varias oportunidades para adelantara Portugal, pero faltó un poco de fortuna.
Se hacía con el balón Marruecos y salía vertical, sin especular. Otra vez con un Boufal eléctrico, que va para revelación de este Mundial junto a Ounahi, que tanto gustó a Luis Enrique. En una de esas jugadas, Allah sacó un centro directo y en el Mundial se pagan los errores. Diogo Costa hizo una salida nefasta y En-Nesyri se anticipó a puerta vacía, elevando el sueño marroquí un escaloncito más, aunque quedaba toda una segunda parte (42′).
No fue capaz Portugal de encontrar el camino de la respuesta. Lo intentó de todas las formas posibles, eso no se le puede negar a Fernando Santos, que pronto decidió hacer un cambio ofensivo y meter a Cristiano Ronaldo en el campo, en busca de este tanto de héroe que acallara a sus críticos. No llegó.
Ni de jugada de combinación ni de balones al área. Marruecos vio como se lesionaba Saiss, soporte del eje de la zaga al que se llevaron en camilla, y se echó atrás. Esta vez sí con todos, conscientes de que tampoco estaba su pareja Aguerd, baja para el duelo. Sin vías de escape por dentro, Portugal se abonó a la holandesa y decidió empezar a colgar balones, con nada y menos fe. No ganó ninguna disputa. Sí una segunda jugada. Fue de nuevo para Joao Félix, que sacó un trallazo que encontró una mano estelar de Bono.
Con el desgaste mental de los lusos jugó Marruecos. Encontró el camino de hacer daño en el contragolpe, pero no el saber hacer en la culminación. Cheddira volvió a perdonar contra España y, lo peor, encima se fue expulsado por ver dos amarillas en dos minutos.
Sí, tuvo que ser a la épica para Marruecos. Sacó todas en su área, donde se colgaron todos los jugadores de Portugal. Solo Pepe, de testa, estuvo a punto de marcar en el descuento. También Zakaria, que perdonó un mano a mano. No se movió el marcador y Marruecos hace historia. Que siga la fiesta.