Al igual que la leche, el queso es un alimento clave en una alimentación saludable gracias a su notable aporte de nutrientes que contribuyen al buen funcionamiento del organismo y fortalecen nuestro sistema inmune frente a la amenaza de diversas enfermedades. A continuación, conoce por qué el queso no debe faltar en la dieta en todas las etapas de la vida.
Al ser un derivado lácteo, el queso contiene los principales nutrientes de la leche, aunque la proporción de estos varía según se trate del ganado vacuno, ovino o caprino, de donde se obtiene principalmente este insumo para la producción de queso y otros derivados.
Aporte nutricional
El queso es un alimento rico en calcio y vitaminas A y D que ayudan al organismo a absorber dicho mineral que contribuye a mantener los huesos y los dientes sanos y con buena densidad para prevenir enfermedades como la osteoporosis. También ayuda a su recuperación y fortalecimiento en caso de lesiones como fracturas y fisuras.
La cantidad recomendable de calcio en adultos es de 1,000 miligramos diarios y puede conseguirse en dos raciones de lácteos como, por ejemplo, un vaso de leche y una porción de queso al día. En niños, la cantidad recomendada es de 30 gramos de queso, equivalente a 2 raciones de queso diarias, debiéndose incrementar en caso de niños con escasa ingesta de leche.
El queso también es rico en vitaminas del grupo B, entre las que destaca la vitamina B1 (tiamina), B2 (riboflavina), la B9 (ácido fólico) y B12 (Cianocobalamina) que son esenciales para el funcionamiento normal del cerebro y del sistema nervioso, así como para la formación de la sangre y de proteínas esenciales, y es esencial durante el embarazo y la lactancia.
Otros minerales que aporta el queso son fósforo, magnesio y potasio, que son fundamentales para el óptimo funcionamiento de los sistemas nervioso, muscular, cardiovascular y endocrino.
Asimismo, el queso es fuente de sodio que ayuda a que los músculos respondan adecuadamente a los impulsos nerviosos y sobre todo controla el equilibrio de los líquidos del organismo. Mantener un nivel de sodio correcto en la sangre evita que nuestro cuerpo retenga agua, lo que provoca el aumento de la presión arterial. Para adultos se debe limitar el consumo de queso a no más de 1,500 miligramos al día que puede corresponder a preparar las tres comidas bajas en sal y un trozo de queso como acompañante.
También brinda zinc, fundamental para el crecimiento, el desarrollo y la estimulación de otras enzimas y para el cerebro. Este mineral es un gran aliado de nuestro sistema inmunológico dado que ayuda a combatir infecciones y aumenta nuestras defensas. Además, favorece la cicatrización y el buen funcionamiento de los sentidos del gusto y del olfato. La cantidad recomendada de zinc varía entre mujeres (8 miligramos) y hombres (11 miligramos) diarios, que corresponden a una taza de leche y una porción de queso.
Finalmente, el queso contiene ácidos grasos Omega 3 y 6, claves para el crecimiento y desarrollo de los niños durante la infancia, así como para mantener una buena salud cardiovascular y cerebral.
¿Cuánto consumo de queso es saludable?
Según los nutricionistas se puede consumir cualquier tipo de queso, pero conviene no superar los 30 o 40 gramos, sobre todo en el caso de los quesos curados cuyo valor calórico es superior al del queso fresco por su mayor concentración de grasas saturadas.
Cualidades del queso fresco
El queso fresco es un derivado lácteo que no ha pasado por un proceso de maduración, por lo que conserva gran parte del suero de la leche, contiene mucha agua y es de consistencia blanda y color blanco.
Se le considera entre los tipos de queso más saludable por su gran aporte de proteínas, vitaminas y minerales, así como su bajo contenido de grasa y sus propiedades probióticas que lo convierten en un importante aliado en la dieta de deportistas, personas que buscan bajar de peso, pacientes con hipertensión arterial, diabetes, dislipidemia y otras enfermedades crónicas.