Ketty Alzamora, es una emprendedora natural de Morropón, Piura, que ha transformado su vida a través de Yanbal, la conocida empresa de productos de belleza y cuidado personal. Su historia es un testimonio de cómo un emprendimiento puede empoderar a las mujeres y brindarles independencia económica y personal.
Antes de emprender, Ketty dependía económicamente de su esposo. «No trabajaba porque tenía una hijita pequeña, Luciana. Tenía que pedirle a él para todo, y eso me hacía sentir muy limitada,» señala. La falta de independencia financiera le impedía iniciar cualquier negocio por su cuenta, ya que no contaba capital.
El cambio comenzó cuando una amiga la invitó a una sesión de belleza con productos de Yanbal. «Me explicó que podía emprender sin necesidad de un capital inicial, ya que la empresa proporcionaba los productos para vender. Además, reconocían nuestro esfuerzo con bonificaciones,» sostuvo.
Lo que más le atrajo fue la posibilidad de emprender sin descuidar a su familia. «Eso me dio la seguridad de que podía cuidar a mi hija pequeña y al mismo tiempo iniciar mi propio negocio. Decidí entonces unirme a Yanbal y cambiar mi vida.»
Desde entonces, su vida de Ketty cambió rotundamente. «Logré ascender a directora en solo seis campañas gracias a mi determinación y las demostraciones de productos,» nos cuenta. Pero no solo cambió su situación económica; también creció personalmente. «Era muy sumisa y me aterraba hablar en público. Ahora me siento empoderada y capaz de lograr todo lo que me proponga.»
Gracias a este emprendimiento ha podido apoyar económicamente a su familia, cubrir los estudios de sus hijos y comprar objetos que antes parecían inalcanzables. Otra de las mayores satisfacciones para Ketty ha sido ver cómo otras mujeres también han cambiado también sus vidas. «Somos una comunidad de mujeres poderosas que manejamos nuestro negocio y nuestro tiempo, logrando nuestros sueños. Aquí ganamos viajes nacionales e internacionales, y hasta una camioneta, como la que yo obtuve.»
La pandemia también representó un desafío, pero supo adaptarse. «La empresa nos pagó nuestros honorarios incluso sin haber vendido nada, y nos capacitó para entrar en el mundo tecnológico. Descubrimos el Yanbal Delivery, que nos permite vender a nivel nacional sin movernos de casa.»
Finalmente, Ketty hace un llamado a todas las personas, hombres y mujeres, que desean iniciar un emprendimiento: «No lo piensen dos veces. En Yanbal tienen la oportunidad de ser independientes y manejar sus tiempos sin descuidar a su familia. Yo logré cambiar mi vida y estoy segura de que ustedes también pueden hacerlo», finalizó.