Más de 1 millón de niños peruanos han padecido depresión en 2023, según datos del Ministerio de Salud del Perú (Minsa), una alarmante cifra récord sin precedentes en nuestro país que abarca la atención de casos a niños y adolescentes de entre 6 y 17 años.
Respecto a la depresión infantil, los reportes de los años anteriores han mostrado una tendencia al alza. En 2021, se registró un incremento del 42.1% en comparación con 2020, con 755.954 atenciones reportadas. Esta tendencia se mantuvo en 2022, cuando el Minsa informó de 959.020 casos, y continuó en ascenso hasta alcanzar el pico en 2023, mostrando un aumento del 85.3% en comparación con el año 2022.
Depresión infantil
La depresión es un trastorno mental que provoca una sensación constante de tristeza y una pérdida de interés en diversas actividades. También conocida como “trastorno depresivo mayor” o “depresión clínica”, la depresión afecta los sentimientos, pensamientos y comportamientos de una persona, y puede ocasionar una serie de problemas físicos y emocionales. Esto puede dificultar la realización de tareas cotidianas y, en ocasiones, generar la sensación de que la vida no tiene sentido.
Más que una tristeza temporal, la depresión no es una simple debilidad y no se supera de manera rápida o fácil. Puede requerir un tratamiento a largo plazo y la mayoría de las personas con depresión mejoran con medicamentos, psicoterapia o una combinación de ambos.
En el caso de la depresión en los menores de edad, sentirse triste o sin esperanza de vez en cuando es algo que forma parte de la vida de todos los niños y adolescentes. Sin embargo, algunos niños experimentan tristeza o pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban, o se sienten impotentes o sin esperanza en situaciones en las que podrían tomar medidas para cambiarlas. Cuando un niño o adolescente presenta tristeza y desesperanza persistentes, es posible que se le diagnostique depresión.
Causas de la depresión infantil
Al igual que con muchos trastornos mentales, la depresión tanto en adultos como en niños y adolescentes, puede involucrar diversos factores, como los siguientes:
Diferencias biológicas: las personas con depresión presentan cambios físicos en el cerebro. Aunque la importancia de estos cambios aún no está clara, podrían eventualmente ayudar a identificar las causas.
Química del cerebro: los neurotransmisores, sustancias químicas presentes de manera natural en el cerebro, probablemente juegan un papel en la depresión. Los cambios en la función y el impacto de estos neurotransmisores, junto con su interacción con los neurocircuitos que mantienen la estabilidad del estado de ánimo, pueden tener un rol significativo en la depresión y su tratamiento.
Hormonas: alteraciones en el equilibrio hormonal del cuerpo pueden influir en la aparición o el desencadenamiento de la depresión.
Rasgos hereditarios: la depresión es más común en personas con familiares consanguíneos que también padecen este trastorno, ya que los genes podrían estar involucrados en el desarrollo de la depresión.
Nueve señales de depresión infantil
Durante mucho tiempo se pensó que los niños no podían deprimirse. Sin embargo, en la actualidad se reconoce la existencia de este trastorno mental en niños y adolescentes.
Por un lado, un niño deprimido puede fingir estar enfermo, negarse a ir a la escuela, no querer separarse de sus padres o tener miedo de que alguno de ellos fallezca. Por otro lado, un adolescente puede volverse malhumorado, tener problemas constantes en la escuela, comportarse de manera indisciplinada y sentirse incomprendido. Dado que está en una etapa de crecimiento y desarrollo, a veces es difícil determinar si simplemente está adaptándose a los nuevos cambios y dilemas propios de su edad, o si está atravesando un episodio depresivo.
Algunas señales de depresión en niños y adolescentes son los 9 siguientes:
- Estado de ánimo irritable o triste.
- Pérdida de interés o placer en actividades.
- Pérdida o aumento del apetito.
- Insomnio o sueño excesivo.
- Agitación, nerviosismo o ralentización de la actividad física.
- Fatiga o pérdida de energía.
- Sentimientos de inutilidad o culpa.
- Dificultad para pensar, concentrarse o tomar decisiones.
- Pensamientos de muerte o ideas, planes o intentos de suicidio.