El Gobierno Regional de Piura, a través de la Dirección Regional de la Producción (Direpro), ha puesto en marcha una iniciativa para reducir los índices de desnutrición en el distrito de Frías y otras zonas altoandinas. Con la siembra de 10 mil alevines de truchas en ríos, lagunas y quebradas de la meseta andina, se busca garantizar una fuente de alimento rica en proteínas para las comunidades locales.
Repoblamiento de truchas en la meseta andina
Estos alevines de truchas forman parte de un plan más amplio que incluye la distribución de cien mil ovas embrionadas entregadas por la Direpro a la estación pesquera Huancabamba. Una vez incubadas, las truchas fueron trasladadas a los centros comunales de la región, donde se iniciaron las siembras en lugares estratégicos, previamente identificados por los técnicos de la Direpro.
La siembra se realizó en poblados como Las Pircas, Rangrayo, Pechuquiz y San Pedro, en Frías. Estos sitios fueron seleccionados debido a sus condiciones óptimas para el desarrollo y la reproducción de la trucha, asegurando así la sostenibilidad del recurso.
Beneficios para la comunidad y el medio ambiente
La meta de este proyecto es que, dentro de aproximadamente año y medio, los pobladores locales puedan pescar las truchas cuando estas hayan alcanzado su madurez y se haya asegurado su reproducción. La introducción de esta especie no solo contribuye a la seguridad alimentaria de las comunidades, sino que también ofrece numerosos beneficios para la salud.
La trucha es conocida por ser un pescado bajo en grasa y una excelente fuente de proteínas de alta calidad. Además, su consumo regular ayuda a fortalecer el sistema óseo y mejora las funciones del sistema nervioso, lo que la convierte en un alimento ideal para combatir la desnutrición en zonas vulnerables.
Compromiso con la sostenibilidad
El proyecto liderado por el Gobierno Regional de Piura y la Direpro no solo busca mejorar la dieta diaria de las familias en Frías y zonas aledañas, sino también garantizar que este recurso se maneje de manera sostenible. Al asegurar que las truchas puedan reproducirse y establecerse en sus nuevos hábitats, se promueve una fuente de alimento constante y accesible para las comunidades altoandinas.