El 18 de mayo de 1781 se produjo la ejecución de José Gabriel Condorcanqui, conocido como Túpac Amaru II, quien había sido condenado por los conquistadores españoles a la muerte en la horca.
Redacción
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Tupac Amaru II se rebeló en el Perú colonial contra la opresión y tiranía colonial de los invasores venidos de España. Rebelión que terminó con el genocidio de 100 mil indígenas.
Fuentes históricas relatan que antes de ser ejecutado, lo obligaron a presenciar cómo le cortaban la lengua y la cabeza a sus amigos, a su mujer Micaela Bastidas y posteriormente a dos de sus hijos.
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El curaca comprobó la terrible opresión que padecían los súbditos de su cacicazgo, sometidos a la mita de potosí, los repartos obligatorios de mercaderías por parte de los corregidores, el peso del tributo y de las aduanas terrestres, todo lo cual inspiro en el el animo secreto de liberarlos.
En 1770, inicio gestiones a favor de los indios, sus reclamos y pretensiones fueron infructuosos en la ciudad de Lima, en donde se puso en contacto con algunos criollos, por lo que quedo convencido que el camino legal quedaba vedado para los indios del sur Andino.
Su muerte no fue en vano, ya que las causas que motivaron su revolución fueron consideradas para efectuar cambios en el sistema político/administrativo, traduciéndose en la supresión de los corregidores, instaurándose el régimen de las intendencias. Además, se creó la Audiencia del Cusco, donde se ventilaban casos de abusos en contra de los indígenas.
A pesar de la ejecución de Túpac Amaru y de su familia, los españoles no lograron sofocar la rebelión, que continuó acaudillada por su medio hermano Diego Cristóbal Túpac Amaru, al tiempo que se extendía por el altiplano boliviano, la región de Jujuy y en el Noroeste argentino.