La carta que Alan García dejó muestra que su suicidio fue un acto planificado con anticipación frente a la posibilidad de que el Ministerio Público ordenara su detención por el caso Lava Jato.
Redacción
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El miércoles, cuando iba a ser detenido preliminarmente por diez días, García se disparó en la cabeza. Ayer sus restos fueron cremados. Antes de que su féretro dejara la Casa del Pueblo y sea llevado al cementerio, su hija Luciana leyó el mensaje que dejó firmado y con su huella dactilar.
Su contenido evidencia que el expresidente tomó la decisión de quitarse la vida porque no quería atravesar el trance que otros políticos investigados sí afrontaron.
«He visto a otros desfilar esposados guardando su miserable existencia», dice. En un informe publicado el viernes, La República ofreció indicios de que la decisión del exjefe de Estado había sido insinuada en los días previos a sus colaboradores más cercanos.
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El corto adiós
Son solo tres párrafos y una línea final, todo encabezado con el título «La razón de mi acto».
Así empieza: «Cumplí la misión de conducir el aprismo al poder en dos ocasiones e impulsamos otra vez su fuerza social. Creo que esa fue la misión de mi existencia, teniendo raíces en la sangre de ese movimiento. Por eso, y por los contratiempos del poder, nuestros adversarios optaron por la estrategia de criminalizarme durante más de 30 años. Pero jamás encontraron nada y los derroté nuevamente porque nunca encontrarán más que sus especulaciones y frustraciones».
Fuente: La República