A raíz de los acontecimientos sísmicos ocurridos en nuestro país en la última semana, el Instituto Nacional de Defensa Civil programó un simulacro de sismo a nivel nacional para el 31 de mayo a las 10 de la mañana, como preparación ante un inminente evento telúrico.
Miguel Arturo Sandoval Vigil
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En la ciudad de Piura, la medida se respetó en diferentes puntos de la ciudad, tanto céntricos como distritales.
En el Complejo de Mercados de Piura, la medida no fue acatada por la mayoría de comerciantes y vendedores presentes en los principales jirones, salvo por un pequeño número de conductores y mayoristas en el jirón ‘San Lorenzo’ que cumplieron su deber ciudadano, formando un círculo de seguridad y esperando a que la alarma cese.
Faltaban 10 minutos para las 10 de la mañana, y la mayoría de puestos mayoristas, ambulantes y conductores ni siquiera se inmutaban ante el ya avisado simulacro nacional, continuando con sus labores en un día normal.
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Cuando la hora del evento preventivo llegó, salvo el reducido número de comerciantes en el jirón ‘San Lorenzo’ y el contingente policial de tránsito que detuvo el tráfico vehicular por unos minutos, nadie pareció acordarse del simulacro ni mucho menos del peligroso hacinamiento que se forma en algunos pasillos del Mercado Modelo, del Anexo o en el Mercado de Telas, por los cuales casi nadie se ha preocupado por señalizar salidas de emergencia o el aforo de algunos establecimientos, convirtiéndolos en una trampa mortal en caso de algún fenómeno lamentable.
En la mayoría de sectores del mercado, el comercio seguía con normalidad y los transeúntes no se inmutaron mucho ante la medida cautelar, lo que deja entrever que la población piurana necesita mucha más concientización acerca de estas alarmas preventivas, cuyo objetivo no es otro que salvarnos la vida en casos de suma emergencia.