Cada 12 de diciembre, millones de personas en el mundo conmemoran la cuarta aparición de la virgen ante el indígena Juan Diego en el Cerro del Tepeyac.
Esta tradición se vive con mayor fervor en Mexico, donde fieles católicos visitan la Basílica de la Virgen de Guadalupe, al norte del Distrito Federal.
De acuerdo a lo descrito por múltiples documentos históricos del Vaticano y otros encontrados alrededor del mundo en distintos archivos, se cree que la Virgen de Guadalupe, se apareció en cuatro ocasiones al indio san Juan Diego Cuauhtlatoatzin en el cerro del Tepeyac, y una quinta ocasión a Juan Bernardino, el tío de Juan Diego.
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El relato guadalupano conocido como Nican mopohua narra que tras la primera aparición, la Virgen de Guadalupe ordenó a Juan Diego que se presentara ante el primer obispo de México, Juan de Zumárraga. Juan Diego en la última aparición de la Virgen, y por orden de esta, llevó en su ayate unas flores que cortó en el Tepeyac. Juan Diego desplegó su ayate ante el obispo Juan de Zumárraga, dejando al descubierto la imagen de la Virgen María, morena y con rasgos mestizos.
Según el Nican Mopohua, las mariofanías de la Virgen de Guadalupe tuvieron lugar en 1531, ocurriendo la última el 12 de diciembre de ese mismo año. La fuente más importante que las relata fue el mismo Juan Diego que habría contado todo lo que había acontecido.
Tras el milagro de la cuarta aparición de la Virgen el 12 de diciembre de 1531, el hecho se celebra desde entonces con gran devoción. La iglesia considera esta advocación de la Virgen como la Patrona de Latinomérica.
Origen de la devoción
Aunque las raíces devocionales primigenias están en la Virgen de Guadalupe (España), esto es debido a que Colón bautizó una isla con este nombre en 1493 y a que, desde el siglo XVI, se extendió por Hispanoamérica la devoción a una representación diversa de la Virgen de Guadalupe realizada en México.
En este sentido, el Papa Juan Pablo II visitó Guadalupe (Cáceres, España) en noviembre de 1982: “Es indiscutible la estima tan grande que le tengo a la Virgen de Guadalupe de México. Pero me doy cuenta de que aquí están sus orígenes. Antes de haber ido a la Basílica del Tepeyac, debería haber venido aquí para comprender mejor la devoción mexicana”.