La principal agencia de inteligencia afgana, el Directorio Nacional de Seguridad (NDS), dio por muerto al líder del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Afganistán , Saad Arhabi, en un bombardeo anoche en el este del país en colaboración con las tropas estadounidenses.
Redacción
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«En base a información del NDS, anoche hacia las 10:05 p.m. hora local (12:35 a.m.) se llevó a cabo un bombardeo en la aldea de Jangal Keli, Nangarhar, y como resultado murió el líder del Estado Islámico en Afganistán, Saad Arhabi, junto a otros diez camaradas», aseguró en un breve comunicado el NDS.
Según la agencia de inteligencia de Afganistán, en el bombardeo también fueron destruidos algunos escondites en los que los insurgentes almacenaban armas y explosivos.
El portavoz del gobernador de Nangarhar, Attaullah Khogianai, corroboró en un comunicado la muerte anoche del líder del grupo yihadista en Afganistán y de los otros diez insurgentes.
También el portavoz adjunto del Palacio Presidencial, Husain Murtazawi, aseguró en un mensaje en su cuenta de Twitter que la muerte del líder del Estado Islámico en Afganistán «es una señal clara» de cómo el Gobierno afgano combate el terrorismo.
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La misión de la OTAN en Afganistán, por su parte, solo confirmó que anoche «las fuerzas estadounidenses llevaron a cabo un bombardeo» que tenía como objetivo a «un líder de una organización terrorista», según dijo a Efe de su portavoz, Martin O’Donnell.
Sobre la identidad del líder terrorista objetivo del ataque en Nangarhar, O’Donnell se remitió al mensaje en Twitter de Murtazawi, sin aportar más detalles.
Fronteriza con Pakistán y clave en las comunicaciones entre los dos países, Nangarhar sirve de principal bastión al Estado Islámico desde su aparición en Afganistán en 2015.
Desde la irrupción del EI en el país se ha confirmado la muerte de al menos dos de sus líderes.
En abril de 2017 murió el antiguo jefe del EI en Afganistán, Abdul Hasib, en una operación de las fuerzas afganas y de Estados Unidos en Nangarhar, tres semanas después de que Washington lanzase en la zona una de las bombas más potentes de su arsenal convencional con el objetivo de destruir uno de los últimos bastiones del Estado Islámico.
Apenas nueve meses antes, en julio de 2016, el anterior líder del grupo, Hafiz Sayed Khan, falleció en un bombardeo estadounidense también en Nangarhar.
Desde 2015, y aunque las autoridades han afirmado en diversas ocasiones que han reducido su presencia a unas pocas zonas remotas, la formación yihadista ha reclamado algunos de los atentados más sangrientos en el país.
Fuente: Perú 21