El balance de muertos a causa del terremoto de magnitud 7.8 en la escala abierta de Richter registrado este lunes en el sur de Turquía, cerca de la frontera con Siria, ha ascendido a casi de 1 500 (al menos 912 en Turquía y 783 en Siria), según datos facilitados por las autoridades de ambos países y los ‘cascos blancos’, si bien se teme que la cifra pueda aumentar en las próximas horas debido a que miles de personas han resultado heridas y a que muchas siguen aún atrapadas entre los escombros.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha señalado en declaraciones a la prensa que al menos 912 personas han muerto y 5 385 han resultado heridas a causa del sismo, que ha descrito como «el mayor desastre desde el terremoto de 1939», que dejó más de 30 000 muertos.
«Nuestro Estado ha adoptado medidas con todas las instituciones desde que tuvo lugar el terremoto y nuestras provincias han movilizado todas sus capacidades», ha dicho, antes de señalar que más de 9.000 trabajadores trabajan en las operaciones de búsqueda y rescate.
El gobernador de la provincia de Kahramanmaras, Omer Faruk Coskun, ha subrayado que «no es posible dar un número exacto de muertos y heridos en estos momentos» y ha añadido que «los daños son graves». El sismo ha tenido su epicentro en el distrito de Pazarcik, situado en esta provincia.
En esta línea, el alcalde de Kahramanmaras, Hayrettin Gungor, ha reconocido que la situación es un «desastre» y ha añadido que las autoridades «están sobre el terreno con todas sus capacidades». «Nuestra petición a los ciudadanos es que no se agolpen y no alteren el tráfico. Necesitamos ayudar a los equipos (de búsqueda y rescate)», ha argumentado.
Por su parte, el ministro del Interior, Suleyman Soylu, ha indicado en una rueda de prensa que el Gobierno turco ha declarado el nivel más alto de alarma, que incluye la solicitud de ayuda internacional, y ha enviado numerosos equipos de búsqueda y rescate a las zonas del terremoto.