El señor Néstor Andrade, con 42 años de experiencia como usuario de armas de fuego, es un claro ejemplo de la creciente necesidad de seguridad personal en el Perú. Andrade, quien comenzó a utilizar armas en los años 80, durante la época del terrorismo, destaca que su interés en estas herramientas de defensa tiene raíces familiares, ya que su padre fue policía y su abuelo también portaba armas. A lo largo de este tiempo, solo en una ocasión tuvo que usarlas para repeler un intento de secuestro en los años 90.
Actualmente, Andrade representa a la Asociación Peruana de Propietarios Legales de Armas de Fuego (Applaf), que agrupa a más de 500 afiliados comprometidos con el uso seguro y responsable de armas para defensa personal, deporte o cacería. Según Andrade, el uso de armas debe ser una decisión individual y basada en la necesidad personal, como ocurrió en Brasil con la flexibilización de la normativa durante el gobierno de Jair Bolsonaro, lo que ayudó a reducir los delitos.
La Superintendencia Nacional de Control de Servicios de Seguridad, Armas, Municiones y Explosivos de Uso Civil (Sucamec) ha recibido más de 41.000 solicitudes de licencias para portar armas en lo que va del año, un incremento comparado con el mismo periodo de 2023. De estas, 18.549 licencias han sido otorgadas, siendo la más popular la de defensa personal, con 8.006 aprobaciones. A pesar del aumento en las solicitudes, la Sucamec mantiene estrictos filtros para asegurar que solo quienes cumplen con los requisitos de la Ley de Armas puedan portar armas.
Armas y responsabilidad
El vicepresidente de Applaf, Tomás Saldías, con más de 30 años como usuario de armas, destaca la importancia de la formación y la responsabilidad al momento de decidir portar un arma. Saldías vivió en Estados Unidos, donde también poseía armas y practicaba la cacería. A pesar de sus décadas de experiencia, nunca ha tenido que usar sus armas para defensa personal, lo que refuerza su convicción de que el uso de armas debe ser una decisión bien meditada y que se debe actuar con cautela.
La inseguridad ciudadana sigue siendo un factor clave para el aumento en la demanda de armas de fuego en el país. Solo en los primeros seis meses de este año, el Perú importó 5.778 armas por un valor de $1.4 millones, un incremento del 18% en comparación con el año anterior, según la Cámara de Comercio de Lima. A pesar de la supervisión de la Sucamec sobre las armas legales, el tráfico de armas ilegales sigue siendo un desafío que enfrenta la Policía Nacional y el sistema de justicia.