Gustavo Guarnizo
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Las 1,500 familias damnificados que viven en el kilómetro 980 agrupados en siete albergues deben pasar por todo un periplo en busca atención médica, sobre todo cuando se trata de una emergencia.
Las autoridades instalaron un container pero en este solo atienden de 9:00 de la mañana a 1:00 de la tarde, y el personal que esta disponible es una obstetra, y un médico y un enfermero, quienes no vienen de forma continúa, lo cual obliga a las mujeres con bebés a llevarlos a su control hasta los centros de salud más cercanos.
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«Hay emergencias en las tardes y en las noches y no hay personal que nos ayude. Las camionetas de las Coopy nos ayuda un montón, pues en esas camionetas trasladamos a los heridos», expresó Pascuala Zapata.
Pero lo más penoso que les ha tocado vivir es ver cómo mujeres gestantes perdían a sus bebés producto de las condiciones en las que están viviendo desde hace un año.
El dirigente del albergue Santa Rosa, Carlos Paz, señala que por lo menos siete mujeres perdieron a su bebés y no había un centro médico cercano al que puedan acudir para que les den los primeros auxilios. El caso más lamentable fue la de una joven quien estaba en el séptimo mes de un embarazo de gemelos.
«La Sra. sintió dolores mientras caminaba, uno nació muerto, y de inmediato la llevamos en una camioneta de la empresa uvera hasta el peaje, desde la llevamos en la ambulancia hasta Piura, el otro bebé nació, pero a los pocos minutos murió», narró Paz.
La situación para la mujer en los albergues se torna complicada y no se vislumbra una solución al corto plazo, debido a que deben cargar baldes de agua por largos tramos y caminar pos zonas altas y bajas.