María Luzmila Bermeo, indígena awajún de nuestra selva peruana ha llevado al papa Francisco la voz sentida de los pueblos nativos porque la Amazonía, su casa desde siempre, esta perdiendo su riqueza, sus peces y sus árboles. «Que sus oraciones papá Francisco motive a todos a cuidarla y respetarla», ha pedido.
La mujer contó al Sumo Pontífice en su encuentro pastoral con los pueblos indígenas, que está habiendo un «abuso de la naturaleza, se está talando los bosques y contaminando los ríos con minería y el petróleo.
«Querido papa Francisco ore mucho para que la Amazonía no pierda sus saberes, su riqueza, sus culturas y sus valores», le pidió.
En este encuentro con el papa Francisco, participaron cerca de 3500 pobladores indígenas tanto de la Amazonía como de la sierra peruana, así como indígenas de Bolivia y de Brasil.
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Recibieron al papa en el coliseo cerrado de Madre de Dios con mucha alegría y esperanza, sobre todo porque encontraron en el santo padre un aliado en su preocupación por la naturaleza y la conservación del medio ambiente.
«Le pedimos que nos defienda. Los foráneos nos ven débiles e insisten en quitarnos nuestra tierra, podemos desaparecer», contó Héctor Sueyo del pueblo Harakbut.
Dijo que los pueblos indígenas quieren que sus hijos estudien para que no sean discriminados como ellos, pero que la escuela no borre sus tradiciones, su lengua y su sabiduría ancestral.
Hablándole a la humanidad, Yésica Patiachi, del pueblo Harakbut, sostuvo que los indígenas también están preocupados por el cambio climático y por las enfermedades que los afectan.
«Así como nosotros creemos en el árbol Anamei, en nuestro héroe cultural Amaraninke, usted también sigue el ejemplo y lleva el mensaje de Dios y nos acompaña como Jesús. Gracias papa Francisco por escucharnos», afirmó.
Cultura indígena
Este encuentro pastoral estuvo cargado de mucho simbolismo y homenaje a la cultura indígena. El estrado estaba decorado por telas pintadas a mano por los Habakbut, mientras que la silla de madera donde se sentó el papa Francisco fue elaborado por artesanos de Don Bosco, de Vilcamba, en el Cusco, que representaron en el apoya brazos los surcos que emplean sus padres para cultivar la tierra.
Rocío, una mujer tejedora de la comunidad de Chinchero, en el Cusco, no dejo de entonar cantos en quechua mientras esperaba al papa. Relató a la agencia Andina que está era la primera vez que veía a un Papa y que tenía mucha ilusión en escucharlo.
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Aseguró que su pueblo mantiene sus tradición cultural, expresada en el tejido, pero también práctica su religiosidad andina.
«Hay armonía entre la palabra de Dios y nuestra creencias» explica.
A diferencia de Rocío, Santiago Manuin, Apu de la comunidad awajún, es la segunda vez que está cerca de un papa. Estuvo con Juan Pablo II en 1985, durante su visita a Loreto.
Entonces – recordó- fue una visita para reafirmar la fe de los cristianos, entre ellos pueblos indígenas.
«Eran momentos diferentes, ahora ha sido un encuentro profundo para reafirmar la lucha por el territorio, los bosques, la casa común. Une el Laudato, la encíclica del Papa sobre el cuidado al medio ambiente, con la defensa de la Amazonía» sostuvo.
En ese propósito el «papachi», una forma de decir papa bueno en lengua nativa. Es su mejor aliado.
Fuente: Andina