Un confeccionista de ropa asesinó ayer a su conviviente, a quien estranguló en una vivienda de Los Olivos.
Redacción
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Después de cometer el crimen, José Luis Falcón Gutiérrez (30) entró a la comisaría de Sol de Oro y confesó su delito. “Quiero denunciar que maté a mi pareja”, reveló a sangre fría.
La confesión dejó pasmados e incrédulos a los policías presentes. “El cadáver está en un saco, debajo de la cama”, dijo. Inmediatamente, los agentes se dirigieron a la vivienda del parque Túpac Amaru y encontraron a Stephanie Flores Mendoza (20) tal como Falcón Gutiérrez les había revelado.
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Meses antes del crimen, el asesino tenía sentimientos de menosprecio, sometimiento y celos. Por eso, las amenazas e insultos se convirtieron en golpes. Cansada de tanta humillación, el mes pasado pidió ayuda y lo denunció por maltrato ante las autoridades. Lamentablemente, nadie le hizo caso.
El viernes pasado, María Paula Damián Chapoñán (21) fue asesinada en Comas; mientras que Margarita Teresita Villasana Palomino fue victimada en un hotel de Santa Anita.
Ese mismo día, mataron a Sonia Elizabeth Ascate Chumpitaz en San Juan de Lurigancho. La racha de feminicidios en esta última semana se inició, sin embargo, el miércoles pasado con la muerte de Kelly Elisabeth Olivares Gálvez, a quien asfixiaron en una playa de Ventanilla.
Las cifras siguen siendo alarmantes: cada dos días una mujer muere en el país. Los crímenes son cada vez más violentos y a ellas se las siguen matando pese a las campañas contra la violencia y las duras condenas.