Los pescados congelados de manera correcta mantienen los mismos beneficios nutricionales que los pescados frescos. Ambos aportan proteínas, minerales y omega 3, entre otros nutrientes, que contribuyen al buen funcionamiento del organismo y que hacen de este alimento ideal en cualquier etapa de la vida.
Así lo explica D’Janira Paucar, nutricionista del Programa Nacional “A Comer Pescado” del Ministerio de la Producción. La experta agrega que la congelación sirve para conservar el pescado durante un tiempo prolongado, lo que permite preservar su calidad original.
Dependiendo del tipo de producto, el pescado blanco (merluza, perico, lisa, lenguado, etc.) puede durar unos dos meses congelado. En tanto, el pescado de carne oscura (bonito, jurel, caballa, anchoveta) no más de un mes debido a que es más grasoso.
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Cuando se decida descongelar el producto para su consumo, la mejor opción es pasarlo de la congeladora a la refrigeradora entre 8 horas a 24 horas antes de su preparación. Así, todo el pescado se descongelará de manera uniforme y cada pieza mantendrá el mismo grado de frescura.
Otra opción es por la técnica de inmersión que consiste en introducir el pescado congelado en una bolsa y colocarlo por 1 hora aproximadamente en un recipiente lleno de agua fría. Una vez descongelado, se debe proceder inmediatamente a su cocción. “Nunca debe volverse a congelar el pescado que previamente haya sido descongelado”, advierte la especialista.
Una de las ventajas del pescado en cualquiera de sus presentaciones es el omega 3. Paucar precisa que es una grasa esencial que el cuerpo no lo produce y que se encuentra, principalmente, en la parte oscura del producto. Entre sus beneficios contribuye al desarrollo de la inteligencia de los niños, a mantener una buena memoria y en prevenir enfermedades cardiacas.