Un año después del desborde del río Piura, las marcas de esta tragedia aún se exhiben en las paredes roídas de la institución educativa 15143 de Pedregal Chico, en Catacaos, la zona más golpeada por las lluvias de El Niño costero del 2017. Vidrios rotos, ventanas oxidadas, paredes despintadas y barro por todas partes.
Sin embargo, unos metros más arriba de este lugar, sobresalen tres aulas prefabricadas que fueron donadas este año por Tupemesa, empresa peruana relacionada al mercado de tubos y soluciones en acero. Ahora en esas modernas aulas estudian 68 alumnos de inicial y primer grado de primaria.
Hasta el año pasado, 181 alumnos de Pedregal Chico, damnificados por las lluvias de El Niño costero, estudiaban en aulas de triplay y techos de calaminas, sin pisos, con polvo en todos lados. Ahora las cosas han comenzado a mejorar, a través del apoyo del sector privado.
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A la labor de la citada empresa se sumó también la ONG Juguete pendiente. Esta organización construye, actualmente, dos aulas prefabricadas para los niños de segundo y tercer grado de primaria. Al menos más de 50 niños mejorarán sus condiciones de estudio en esta zona destrozada por las lluvias del 2017.
La directora ejecutiva de la ONG, Vanessa Vásquez Ramos, contó a El Comercio que el año pasado siguieron muy de cerca la tragedia ocurrida en Piura, y luego comenzaron a recolectar ayuda para entregarla en esta zona. “Primero entregamos kits de útiles escolares, y ahora construimos dos aulas que serán decoradas por el artista Humberto Saldarriaga”, señaló.
Fuente: El Comercio