En un acto que marca una peligrosa escalada en el conflicto con Ucrania, Rusia lanzó un misil balístico hipersónico de alcance medio contra un complejo militar-industrial en territorio ucraniano. Según el presidente Vladimir Putin, esta acción es una represalia por los recientes ataques ucranianos con misiles de largo alcance suministrados por Estados Unidos y Reino Unido, como los ATACMS y Storm Shadow.
Putin calificó el uso de estas armas por parte de Ucrania como un paso que transforma el conflicto en un enfrentamiento de “carácter mundial”. Además, advirtió que Rusia podría atacar instalaciones militares en países que apoyen a Kiev con armamento, intensificando las tensiones con Occidente.
El misil utilizado, aunque diseñado para portar ojivas nucleares, llevaba una carga convencional. Sin embargo, la acción ha generado alarma internacional, particularmente por el endurecimiento de la doctrina nuclear del Kremlin, que ahora contempla el uso de estas armas incluso contra países sin arsenal nuclear pero respaldados por potencias nucleares.
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El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, condenó el ataque y lo calificó como una “acción de un vecino enloquecido”. Instó a la comunidad internacional a responder con mayor firmeza y aseguró que solo mediante la fuerza podrá alcanzarse una paz real.
A la tensión se suma el despliegue de miles de soldados norcoreanos en apoyo a Rusia, lo que ha sido duramente criticado por países como Francia y Reino Unido, que ven estas acciones como una grave escalada. En paralelo, las tropas rusas continúan avanzando en el este de Ucrania, aumentando la presión sobre Kiev y complicando las posibilidades de negociación.
