En medio de un clima de profunda fe, recogimiento y fervor, una multitud de fieles devotos se reunieron la mañana de hoy en el Atrio de la Basílica Catedral de nuestra ciudad, para participar en la Santa Misa de fiesta en honor al Señor de los Milagros, la cual fue presidida por nuestro Arzobispo Metropolitano Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., y concelebrada por numerosos sacerdotes de nuestra Arquidiócesis.
También estuvieron presentes las principales autoridades políticas, civiles y militares de nuestra Región, religiosas, delegaciones de escolares y los miembros de las 9 cuadrillas de la Hermandad del Señor de los Milagros de Piura, junto a las hermanas cantoras, sahumadoras y a los pequeños integrantes de la Hermandad Infantil. Culminada la celebración eucarística, la venerada imagen de nuestro Cristo Moreno inició su penúltimo gran recorrido por las principales calles de nuestra ciudad, llevado en hombros de los miembros de la Hermandad y derramando bendiciones a su paso.
Durante su Homilía, nuestro Arzobispo destacó que: “El mes de octubre es ocasión inmejorable para que experimentemos el amor misericordioso del «Señor de los Milagros» en nuestras vidas. Cada año en octubre, Él viene a nuestro encuentro trayéndonos el don más grande de su Sagrado Corazón: Su perdón, su compasión, su misericordia. Misericordia, que es capaz de hacer de nosotros personas nuevas, si la acogemos con sincero dolor de corazón y propósito de enmienda. ¡Él se interesa por ti! Vales mucho para Él, porque por ti, y por mí, derramó hasta la última gota de su sangre en la Cruz. ¡Él es el Amigo que nunca falla! Podrán fallarnos los hombres, incluso engañarnos, decepcionarnos, aprovecharse de nosotros, y hasta traicionarnos, pero jamás el Señor Jesús; nunca el “Señor de los Milagros”, que por amor a nosotros bajó del Cielo, y en la Cruz, dio su vida en rescate por la nuestra. No hay nada más hermoso y renovador en la vida que dejarse tocar por el Amor del Señor. Sólo así la vida se vuelve bella, el corazón se llena de paz, y encuentra su auténtica libertad y alegría. ¿No es esto acaso lo que hoy tanto necesitamos en el mundo y en particular en el Perú?”
En otro momento dijo: “Hoy delante de la Sagrada Imagen del Cristo de Pachacamilla, quiero que todos le recemos con verdadera fe y devoción”
“Señor de los Milagros”, te consagramos nuestras familias. Consérvalas en armonía y unidad, ilumínalas con tu presencia, santifícalas con tu Amor. Bendice a nuestros ancianos, enfermos, niños y jóvenes.
Acoge con bondad todas nuestras preocupaciones, necesidades e intenciones. Sana nuestras enfermedades y dolencias.
“Señor de los Milagros”, defiende la santidad del matrimonio entre un hombre y una mujer, único fundamento de la familia. Destierra del mundo los crímenes abominables del aborto y la eutanasia, y anímanos a ser valientes defensores de la vida humana desde su concepción hasta su fin natural.
Tú que eres el Patrono de los Migrantes Peruanos, vela por ellos, ayúdalos en sus problemas, y desde tu Cruz, dales tu aliento, tu misericordia y esperanza.
Fecunda con tu bendición nuestro trabajo, y concédelo al que no lo tiene y lo busca con necesidad para llevar un sustento digno a la mesa de su hogar.
“Señor de los Milagros”, anima a nuestros jóvenes para que se comprometan generosamente contigo en tu Iglesia, y que no tengan miedo de «ir contracorriente» frente a un mundo que les propone falsos caminos de felicidad, como son el tener, el poder y el placer impuro. Haz que esta querida Arquidiócesis de Piura se vea bendecida con el aumento de nuevas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.
“Señor de los Milagros”, Piura ha sufrido mucho este año con las lluvias. Por eso te pedimos que alejes de nosotros las lluvias devastadoras que generan inundaciones, muerte de inocentes, pérdidas de nuestras casas, cosechas, pesca, ganado, y bienes, y que tengamos en las carreteras una viabilidad segura. Disipa nuestros temores y angustias, escucha nuestras súplicas, y protégenos de todo peligro y mal, presente y futuro. Ilumina y fortalece a nuestras autoridades, para que, impulsadas por el bien común, pongan todo de sí para que las obras de prevención, que tanto necesitamos, se realicen en beneficio de todos, pero especialmente de los más pobres.
Finalmente, “Señor de los Milagros”, te pedimos por la Paz del Mundo, en particular en Medio Oriente y en Ucrania. Con el Papa Francisco hoy también decimos: «La guerra, toda guerra en el mundo es una derrota. La guerra es siempre una derrota, es una destrucción de la hermandad humana». Por eso, Señor de los Milagros, ¡Danos Tú la Paz! ¡Enséñanos Tú la Paz! ¡Guíanos Tú hacia la Paz! Que así sea. Amén.