Muchos personas tienen venas marcadas en las manos, estéticamente no es muy agradable para algunos. Sin embargo el verdadero significado de ellas van más allá de la belleza, que revelaría un detalle sobre la salud.
Redacción
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La función de las venas en el cuerpo es la de actuar como tuberías de sangre. Gracias a ellas podemos transportar el oxígeno y los nutrientes a todos los rincones de nuestro cuerpo. Pero al esforzarnos y realizar actividades que demandan mucho esfuerzo, la presión sanguínea aumenta, originando que las venas y arterias se inunden de flujo sanguíneo con mayor frecuencia.
En algunas situaciones especiales nuestro cuerpo demanda de una sobredosis de oxígeno o de azúcar. Ésto provoca que las venas tengan que aumentar el caudal de sangre, la presión y, por lo tanto, las dimensiones del propio conducto.
Por suerte el material del que están hechos estas tuberías naturales no es rígido, sino que se comporta de una manera muy flexible. Nos permite doblarlas, bloquearlas e incluso agrandarlas sin problema alguno.
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Cuando realizamos deporte excesivo, levantamiento de peso o un sobre esfuerzo en un momento dado, provocamos que aparezcan en nuestras manos marcadas, al igual que en el resto del cuerpo. Una vez finalizado ese transporte de suplementos, pasadas unas horas, las venas vuelven a la normalidad y desaparecen.
En el caso de las personas delgadas, las venas suelen aparecen más marcadas. Aunque en algunas situaciones guarde relación con problemas referentes con la circulación sanguínea, no siempre tiene que aparecer en personas con alguna dolencia.
Simplemente es cuestión hereditaria que se puede remarcar con mayor facilidad si se tiene menos grasa que la disimule. Si bien es cierto que esto puede resultar poco estético, es una simple identidad.
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Aún así también se puede dar el caso de que éstas aparezcan por causas derivadas de enfermedades y no debemos dejar de lado la posibilidad de que nuestro cuerpo nos esté advirtiendo de algún peligro. Si notamos que nos aparecen y no hemos realizado ningún tipo de ejercicio excesivo o si simplemente no desaparecen pasado un tiempo prudencial, debemos consultar con un médico para descartar las posibles enfermedades asociadas.
Causas
Hay muchas causas que podrían provocar su aparición, entre las que encontramos la inactividad en exceso o una presión arterial elevada.
Si somos propensos a la obesidad o si estamos en el periodo de embarazo es también posible que se muestren más marcadas.
Otras posibles situaciones que nos indicarían que padecemos algún tipo de enfermedad sería las relacionadas con las tromboflebitis, inflamaciones de las venas provocadas por un coágulo.
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Si además de notar la aparición de las venas, sentimos una hinchazón, algún tipo de dolor o una sensación de calor excesivo. Si observamos que se produce un enrojecimiento de la zona podría ser debido a una tromboflebitis. Si ésta guarda relación con la diabetes, anomalía en la producción de insulina, notaremos una coagulación anormalmente lenta o la aparición de úlceras o heridas en la piel. Podremos encontrarnos con otros problemas subyacentes
Si el caso es de un adolescente, las probabilidades de que sea maligno se reducen considerablemente, más aún si es deportista. Puede que simplemente se le haya adaptado el organismo a su exceso de oxígeno en los músculos y se haya convertido en parte de su propia anatomía. Aún así, es aconsejable consultar con un médico para descartar cualquier tipo de duda.