Con la llegada del verano y la mayor disponibilidad que tienen los niños para salir a espacios abiertos y entrar en contacto con otros menores, luego de un encierro prolongado, se incrementan las posibilidades de sufrir infecciones de tipo respiratorio, enfermedades diarreico-agudas (EDA), así como el riesgo de insolación y quemaduras por exposición al sol.
Para la doctora Verónica Webb Linares, médico pediatra neonatóloga y profesora de la Facultad de Medicina Humana de la Universidad de Piura (UDEP), es importante que los niños interactúen y se diviertan; pero, tomando todas las medidas que hagan falta para evitar riesgos innecesarios. “Es importante considerar que el COVID no ha desaparecido y que los niños aún no están vacunados, por lo que la posibilidad de contagio es mayor”, precisa la especialista.
En este sentido, la pediatra sostiene que es necesario promover juegos en grupos pequeños, al aire libre y usar siempre una mascarilla, que no solo protegerá a los niños contra el COVID-19 sino también contra cualquier infección respiratoria. Asimismo, se deberán mantener los protocolos establecidos por las autoridades.
Síntomas de alerta en el verano
En esta época del año existen algunos síntomas a los que se debe prestar especial atención. El principal signo de alerta es la fiebre, así como las deposiciones sueltas o líquidas, en especial si son frecuentes y abundantes, por el riesgo de la deshidratación, explica Verónica Webb.
Igualmente, se debe prestar atención a la disminución o falta de apetito por más de un día, al decaimiento, que suele manifestarse en desánimo para jugar o mayor sueño de lo habitual, y a las dificultades en la respiración. “Son signos de alarma ante los cuales debemos ponernos en contacto con el médico”, agrega la especialista.
Recomendaciones para prevenir enfermedades
La enfermedad diarreica aguda (EDA) es una infección que aumenta su frecuencia durante los meses de verano, por lo que es importante el lavado de manos constante y la adecuada limpieza de los alimentos que lo requieran, como frutas y verduras.
Asimismo, es necesario procurar la adecuada cocción de los alimentos y evitar su consumo cuando están expuestos al aire libre por varias horas.
De igual forma, se debe mantener cuidado con los golpes de calor en el verano. “Para esto, es necesario el uso de bloqueador solar, para realizar actividades al aire libre; propiciar una ingesta de agua constante para evitar cuadros de deshidratación, y procurar no abrigar a los niños de manera innecesaria”, señala Webb.
También, son comunes las infecciones oculares como la conjuntivitis, por lo que se recomienda acudir a piscinas seguras, que garanticen la limpieza y que tengan una adecuada recirculación de agua; y es necesario el lavado de manos frecuente.
Según la profesora de la UDEP. un aspecto muy importante para el cuidado de la salud de los niños es escoger el calzado y ropa adecuados para esta época del año.
“En el caso de los zapatos, estos deben ser frescos y apropiados para caminar y correr; no deben usarse con medias muy gruesas que incrementan el sudor. Y, si se va a la playa o piscinas, la ropa de baño debe contar con protección UV”, explica la especialista.
Siguiendo estas sencillas recomendaciones y precauciones, los niños de la casa podrán disfrutar de un verano más seguro, sin sacrificar el esparcimiento y la diversión que tanto necesitan.