Tras analizar los historiales médicos de 600.000 personas que consumen alcohol en 19 países, un equipo de científicos de la Universidad de Cambridge llegó a una conclusión: beber un trago de alcohol diario puede acortar la vida a partir de los 40 años.
En la investigación, publicada en la revista especializada The Lancet, se halló que ingerir entre 5 a 10 bebidas alcohólicas a la semana podría acortar en seis meses la vida de quien las consume.
Esa reducción aumenta a medida de que crece el consumo de alcohol: quienes ingieren 18 bebidas o más pueden llegar a perder hasta 5 años de vida.
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Los científicos, quienes compararon las historias clínicas y los hábitos de consumo de alcohol personas en los países seleccionados, calcularon cuánto de la vida de una persona podría perderse si tomara de la misma manera por el resto de su vida desde los 40 años.
El estudio descubrió que el límite máximo para beber con seguridad, antes de que se desencadene un mayor riesgo de muerte, es de alrededor 12,5 unidades a la semana, el equivalente a unas cinco pintas de cerveza o cinco vasos de 175ml de vino.
El consumo de alcohol había estado vinculado con un menor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas que no son letales, pero los científicos consideran que este beneficio se «empantanó» por el riesgo creciente de sufrir otras formas de dolencias cardiovasculares.
Los investigadores aseguran que este estudio desafía la idea de que beber con moderación es bueno para la salud. Estudios previos han indicado que beber vino rojo podía ser bueno para nuestra salud, aunque algunos científicos creen que esos beneficios pueden estar sobrevalorados.
Otro estudio danés halló que beber entre tres a cuatro veces a la semana estaba relacionado con un menor riesgo de desarrollar diabetes del tipo 2.
«Este estudio deja claro que en general no hay beneficios para la salud al tomar alcohol, lo cual es usualmente el caso cuando las cosas son extremadamente buenas para ser verdad», señaló Tim Chico, profesor de medicina cardiovascular en la Universidad de Sheffield, quien no estuvo involucrado en la investigación de la Universidad de Cambridge.
Fuente: BBC