Laurita es una niña chiclayana que a sus 8 años de edad ha probado por primera vez en su vida un plato de comida, una exquisita crema de verduras preparada en el hospital y es que, desde su nacimiento, la pequeña presentó un grave y complicado diagnóstico, tenía atresia esofágica con fístula traqueoesofágica que le impedía incluso tomar leche materna
“La parte superior del esófago no se conectaba con la parte inferior del mismo ni con el estómago, lo cual ocasionaba daños múltiples que ponían en riesgo la vida de la pequeña, por eso se intervino de inmediato y se le colocó una sonda para su alimentación”, detalla el Dr. Ronald Gallegos, cirujano pediatra del hospital Almenara.
Este procedimiento fue realizado en Chiclayo y, posteriormente, fue referida al hospital Guillermo Almenara de EsSalud. La niña llegó junto a sus padres siendo portadora de una gastrostomía, un tubo flexible adherido a su pared abdominal, un punto de alimentación directo al estómago.
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Aunque este procedimiento mantuvo con vida a la pequeña, durante todos estos años ella no había podido degustar o saborear ningún alimento. El objetivo era colocarle un esófago artificial, por ello se iniciaron los estudios de compatibilidad y exámenes pre quirúrgicos que garanticen una correcta adaptación y evolución en el organismo de la pequeña.
Y así fue, Laurita ha logrado lo que tanto deseaba. Ahora puede comer todos los platos que su mamá le prepare, cualquier postre que se le antoje, tener una vida normal como cualquier niño o niña de su edad. “Ella es nuestra pequeña guerrera pues fue llevada a una cirugía de tubo gástrico y salió victoriosa con una evolución muy favorable”.