Miles de peregrinos de diferentes lugares de la región y del país se encuentran rumbo a la provincia de Ayabaca con motivo de la festividad del Señor Cautivo.
Luego de dos años, que las actividades fueron suspendidas por la pandemia, regresa esta importante festividad, donde miles de peregrinos desde hace días atrás vienen caminando en busca del Cristo Moreno.
Este es el caso de Máximo Córdova Cruz, un hombre de 85 años, natural del Centro Poblado Hualtacal, del distrito de Querecotillo, en Sullana, quien ya se encuentra rumbo a Ayabaca a visitar al Señor Cautivo. Según sus compañeros de peregrinación, desde 1965 Córdova viaja al santuario con la hermandad “Unidos en un Sólo Corazón”.


Los miles de peregrinos, en la ruta atraviesan quebradas, trochas, cerros y soportan las inclemencias del clima, el intenso sol durante el día y por las noches el crudo frío y a veces niebla y lluvia; pero nada de esto los detiene, puesto que su fe es más grande.










Recordemos que, el Arzobispo Metropolitano, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi S.C.V., presidió la Santa Misa de acción de gracias por el 30° Aniversario de la Hermandad de Peregrinos del Señor Cautivo de Ayabaca del Centro Poblado de “Rio Viejo Norte”, perteneciente al Distrito de La Arena, en el Bajo Piura.
Monseñor Eguren, exhortó a los peregrinos a que se comprometan a ser instrumentos de la misericordia de Dios en la vida de sus hermano.
“Así como Jesús es misericordioso contigo, así Él te pide que lo seas con los demás. En el Padre nuestro rezamos: «perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden (…) Queridos hermanos, cada año que ustedes peregrinan al encuentro del Señor Cautivo de Ayabaca experimenten un poco más su amor misericordioso, para que así sean capaces de ser instrumentos de su misericordia en la vida de los hermanos. Así forjaremos una sociedad más justa y reconciliada”, dijo Monseñor.
Agregó que, “en primer lugar, por el eterno descanso de todos los fallecidos durante la pandemia, para que el Señor les conceda la vida eterna y que Cristo Resucitado les otorgue a sus afligidas familias el consuelo y tener siempre una esperanza sólidamente cimentada en la fe de la Resurrección. Pero también pidan por nuestro querido Perú, para que, a pesar de los actuales difíciles momentos que estamos viviendo, nada ni nadie nos robe la esperanza ni la alegría de vivir”.