Hoy Sábado Santo o también conocido como Sábado de Gloria, en este día se conmemora a Jesús en el sepulcro y su descenso al abismo. Es un día de oración junto a la tumba, esperando la resurrección.
La comunidad católica considera este día de reflexión y silencio. Además los fieles se preparan para la celebración de la Vigilia Pascual.
Por la noche se lleva a cabo la celebración de la Vigilia Pascual. Dicha celebración tiene tres partes importantes que terminan con la Liturgia Eucarística:
1. Celebración del fuego nuevo.
2. Liturgia de la Palabra.
3. Liturgia Bautismal.
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Era costumbre, durante los primeros siglos de la Iglesia, bautizar por la noche del Sábado Santo, a los que querían ser cristianos. Ellos se preparaban durante los cuarenta días de Cuaresma y acompañados por sus padrinos, ese día se presentaban para recibir el Bautismo.
También, ese día los que hacían penitencia pública por sus faltas y pecados eran admitidos como miembros de la asamblea.
Actualmente, la Vigilia Pascual conserva ese sentido y nos permite renovar nuestras promesas bautismales y acercarnos a la Iglesia con un espíritu renovado.
La Iglesia católica también conmemora la soledad de María, después de llevar al sepulcro a Cristo, quedando en compañía del apóstol Juan. Pueden ser expuestas en la Iglesia, a la veneración de los fieles, la imagen de Cristo crucificado, o en el sepulcro, o descendiendo a los Infiernos, ya que ilustran el misterio del Sábado Santo.
Este es el día de espera litúrgica por excelencia, de espera silenciosa junto al sepulcro que se manifiesta no sólo en la ausencia de celebraciones o símbolos visibles en las iglesias: el altar está desnudo, las luces apagadas. Culmina con la Vigilia Pascual, celebración donde se recuerda el triunfo de la vida sobre la muerte, tal y como lo anunció Jesús a sus apóstoles antes de ingresar a Jerusalén.