En el Sábado Santo o Sábado de Gloria se realiza en la Noche la Vigilia Pascual, que se realiza en la noche. Dicha ceremonia tiene tres partes importantes que terminan con la Liturgia Eucarística: Celebración del fuego nuevo, Liturgia de la Palabra y Liturgia Bautismal.
Bendición del fuego
Al iniciar la celebración, el sacerdote apaga todas las luces de la Iglesia, enciende un fuego nuevo y con el que prende el cirio pascual, que representa a Jesús. Sobre el cirio, marca el año y las letras griegas «Alfa» y «Omega», que significan que Jesús es el principio y el fin del tiempo y que este año le pertenece.
El sacerdote llevará a cabo la bendición del fuego, por ello es necesario que los fieles lleven su vela.
Después de la bendición se realiza la procesión, en la que se van encendiendo las velas y las luces de la Iglesia, el sacerdote canta el Pregón Pascual.
El Pregón Pascual es un poema muy antiguo (escrito alrededor del año 300) que proclama a Jesús como el fuego nuevo.
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Liturgia de la Palabra:
Después de la Celebración del fuego nuevo, se sigue con la lectura de la Palabra de Dios. Se acostumbra leer siete lecturas, empezando con la Creación hasta llegar a la Resurrección.
Una las lecturas más importantes es la del libro del Éxodo, en la que se relata el paso por el Mar Rojo, cómo Dios salvó a los israelitas de las tropas egipcias que los perseguían. Se recuerda que esta noche Dios nos salva por Jesús.
Liturgia Bautismal o bendición del agua
Suelen haber bautizos este día, pero aunque no los haya, se bendice la Pila bautismal o un recipiente que la represente y se recita la Letanía de los Santos. Esta letanía nos recuerda la comunión de intercesión que existe entre toda la familia de Dios.
Se recomienda llevar a los fieles sus botellas o recipientes de agua que serán bendecidas en esta ceremonia y que puede ser utilizada durante todo el año.
El agua bendita recuerda nuestro Bautismo y con ello se pasa a formar parte de la familia de Dios. Los bautizados renuevan sus promesas y compromisos bautismales.