A diferencia del vestido de novia, algo muy personal y por lo que su protagonista lucha por mantener en secreto todo el año, los anillos son una tradición algo más sobria. ¡Ojo! Tradición bonita e indispensable pero que en ocasiones se entiende como el trámite previo a darse el ¡Sí Quiero! Pero, ¿acaso sabemos de dónde procede la tradición de las alianzas de boda?
Existen dos vertientes que quieren dar veracidad y sentimiento a esta práctica y, aunque nos centraremos en una, daremos a conocer ambas.
Al parecer, la menos “romántica” data de la época de los Bárbaros, cuyos modales serían cuestionables hoy en día, ya que, se cuenta que utilizan los aros para hacer rehenes a las mujeres de los pueblos conquistados y tomarlas en matrimonio.
| LEER MÁS >>> ¿Sabes por qué se le llama hierba mala?
Pero el capítulo quedaremos a conocer está en otra parte de la “Historia”, algunos añitos más atrás, concretamente en la época del pueblo egipcio (nada más y nada menos que unos 2.800 años antes de Cristo).
Aunque una explicación a esta tradición tiene connotaciones sexuales, ya que “dedo y anillo” representarían los atributos masculinos y femeninos, lo cierto es que tiene un trasfondo más romántico.
Otro “Pueblo” con una importante incidencia en la tradición de las alianzas es el griego, cuyas tradiciones hacían mucho hincapié y fomentaron la costumbre del intercambio de anillos en los eventos nupciales.
| LEER MÁS >>> ¿Sabías que los árboles que viven en la ciudad sufren por no ‘dormir’ lo suficiente?
Pero ahí no queda todo, aparecen los romanos para demostrar la riqueza de esta milenaria tradición, ya que, según cuenta la historia, se extendió en la antigua Roma la práctica de que los novios se regalaran unos anillos con el sello familiar, representando el compromiso además de simbolizar el hecho de compartirlo todo con la unión de ambas familias.
Sin embargo, volviendo a la parte romántica, los anillos y su forma circular no representan otra cosa que amor, sinceridad, compromiso, fidelidad… Estos valores eran muy tenidos en cuenta desde la antigüedad, época en la que se considera que, la alianza, debía colocarse en el dedo anular ya que se creía que, de dicho dedo, partía una vena que iba directa al corazón. “Vena Amoris” la llamaban.
En sus orígenes, parece lógico pensar que las alianzas fueran de materiales como el cuero o algún tipo de tela trenzada. Pero con el tiempo, materiales metálicos que representaban la fuerza y resistencia en el tiempo del matrimonio tomaron fuerza.
| LEER MÁS >>> ¡Hoy se celebra el Día Mundial del Beso!
A pesar de esto, la evolución de esta tradición terminó de oficializar el oro como el material del que debían estar hechos estos anillos, manteniendo la idea de compromiso duradero y desinteresado de la unión de ambos contrayentes.
De este último hecho es culpable el Papa Nicolás I, quien introdujo de manera oficial el uso de las alianzas mediante un Decreto, quedando estipulado a ojos de la Iglesia la entrega de un anillo a la novia como símbolo de amor verdadero y eterno.
Intercambio de alianzas… ¿Izquierda o derecha?
Dando un salto en el tiempo, volvemos hasta nuestros días para demostrar que las curiosidades, ritos o costumbres no son sólo cosa de romanos, griegos o egipcios. Algo tan simple como saber dónde colocarle la alianza a tu futuro esposo o esposa es algo que todo el mundo no tiene claro.
| LEER MÁS >>> Diego Olórtegui, el dibujante peruano que trabaja para Marvel
¿Sabrías decirnos en qué mano y dedo debemos colocar los anillos de boda? ¡Pues depende de tu comunidad autónoma! Aunque la tradición española dicta que debemos ponernos el anillo en el dedo anular de la mano izquierda, en Cataluña y Valencia se hace totalmente al contrario.
Existen muchas y muy diferentes costumbres respecto a las alianzas de boda en todo el mundo, como en china, dónde existe una antigua tradición en la que cada dedo representa a diferentes generaciones y personas dentro de una familia. Los pulgares son los padres, el meñique los hijos, el índice son los hermanos, el dedo corazón nosotros mismos y el anular es la persona con la que contraemos matrimonio.
Bajo esta teoría, existe una bonita representación con mucho significado, en la que juntamos nuestras palmas de las manos y unimos hacia dentro un dedo corazón contra el otro. Después, si intentas separar los dedos, te darás cuenta que el único que no puede ser separado es el anular.
Fuente: De Boda con Ángela